Invitaciones

Ayer, en un sin prever, fui a mirar Lenine.
Sencillo, honesto, bonito y emocionante.
Todos muy llenos del intenso contento.
Una belleza que cada uno lleva de su manera.
El artista emocionó el público, y el público
también emocionó el artista. Volvió tres veces.
La última, el perfecto sinónimo de la emoción.

Muchos conocidos por todas las partes,
y los desconocidos, pronto ya no lo eran.
Después del final, todos fuimos beber en los jardines
con las ganas de haber pasado bien y queriendo más.
Algún dulce, cigarrillos, cervezas y nada salado.

Comenté de la muerte del poeta para una amiga
y todos brindamos con su bebida predilecta.
Sencilla homenaje, pero bonita.
Cenamos en la madrugada.

Bueno, es la vida…
...a veces de taxi se llega antes...
...y lo mejor, es que hoy sigue…

1 comentario:

Anónimo dijo...

lenine e belo

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