Cartas

Usted mira hacia fuera y, es precisamente lo que no debe hacer ahora. Nadie puede aconsejarlo ni ayudarlo, nadie. Solamente existe una manera: entre en si mismo. Descubra el fundamento que lo lleva a ‘intentar’; investigue si tiene raíces en el lugar mas profundo de su corazón; pregúntese en la hora más callada de la noche: ¿debo ‘intentar’? Busque en lo mas profundo de si mismo la respuesta. Y si esta es afirmativa, si enfrenta esta grave pregunta con un seguro y sencillo "debo", siendo así, edifique su vida conforme a tal necesidad: su vida, aún en la hora mas insignificante y pequeña, debe ser signo y testimonio de ese acto. Entonces, trate de expresar como el hombre primigenio lo que ve y siente, lo que ama y pierde. Muestre sus tristezas y deseos, los pensamientos que acuden a su muerte y su fe en algo bello; muestre todo eso con profunda sinceridad interior, serena, sumisa.

Y si ese regreso a lo interior, de ese adentrarse a su propio mundo brotan ‘cosas’, no acuda a nadie para saber si ‘sus cosas’ son "buenas", pues los verá como una preciosa propiedad natural, un pedazo y una voz de su vida. No podría darle otro consejo que este: penetrar en si mismo y encontrar las cosas mas profundas de su vida. Esa es la fuente en la cual usted encontrará la respuesta a su pregunta si debe ‘intentar’; tómela como suene, sin explicaciones. Y llévela con su sufrimiento y su grandeza, sin preguntar jamás por la recompensa que hallará afuera.

Su vida encontrará sus propios caminos, y le deseo que sean dichosos, ricos y amplios, se los deseo mucho más de lo que soy capaz de expresar. ¿Qué más le diría? Creo haber realzado todo en su debida forma: para terminar, solo deseo aconsejarle que progrese en su evolución en forma sosegada y sincera: no podría sufrir un deterioro mas desastroso, si mira hacia el mundo exterior y espera de él una respuesta, a preguntas que solamente podrá contestar desde su interior, acaso, en la hora mas callada.

Es mucha bondad de su parte que aún me recuerde, y lo sé apreciar.
Agradezco de nuevo su cordialidad y confianza, de la cual, con esta sincera respuesta, dada en la mejor forma que sé, trato de hacerme un poco más digno de lo que en realidad soy, por mi condición de desconocido para usted. Con fervor e interés.

Carta a un Joven Poeta
(R. M. Rilke) París, 17 de Febrero de 1903
(Adaptada) Barcelona, 17 de Abril de 2008

1 comentario:

peceslilas dijo...

simplemente: me gusta mucho

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