Regalo

¡Aquel día no quise ser nómade!

La certeza me invadió y sentí exactamente las coordenadas del mundo donde tendría que estar y como quería sentirme.
...entonces cruzé la frontera para festejar en la capital...
La ansiedad del trayecto fue anestesiada en un zambullido sueño de certidumbre. Pues sabía que la felicidad me esperaba.

Después de todo, conocí el príncipe de los rebeldes... pero eso ya es otra historia.

...deseando que los "cien años..." sean bien menos...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

felicidades compañero...

peceslilas dijo...

todas y todos en la vida debemos buscar nuestro sitio en la vida...

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